Nunca me gustó el verano, ese calor insoportable, el aburrimiento de no saber qué hacer. Es desde unos años acá que me da una nostalgia terrible cuando se acerca el 21 de septiembre, no porque el otoño no me guste, que me encanta; sino porque siento que de algún modo vuelvo a la esclavitud del trabajo, a la falta de LIBERTAD, dejo de hacer lo que me gusta para someterme como una más a esta sociedad, que me lleva donde otros quieren, y no yo.
Cuando lo que haces deja de gustarte, te invade un sentimiento terrible que no sé explicar.
“Hasta que uno no ha amado a un gato, una parte de su alma ha permanecido dormida".
domingo, 18 de septiembre de 2016
Cuando se acerca el otoño y el verano da sus últimos coletazos
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